De un taller a astillero, el sueño de Emilio y Gino Regnicoli que se forjó en 1924

Un siglo de vida pero con una mentalidad siempre joven y proyectada hacia el futuro sintetiza el presente del Astillero Regnicoli que conmemora una fecha, sin lugar a dudas, impactante en un sector como el de la industria naval liviana que ha vivido sin ayudas ni subvenciones gubernamentales en años muy convulsionados de la economía nacional.

Una historia rica en reconocimientos y lauros que ha atravesado ya tres generaciones con Roberto, Ernesto, Hernán y Andrea, hoy al frente.

Los primeros años y las primeras embarcaciones del Astillero Regnicoli, en el galpón ubicado en la margen izquierda del Río Luján.

 

Un recorrido en el que la sinergía y la pasión deportiva por la motonáutica de sus protagonistas, Jorge y Horacio, alimentaron con numerosos premios a lo largo de la segunda mitad del siglo XX el camino a la excelencia constructiva.

Un compromiso que aún hoy se mantiene vigente, con la I&D y la aplicación de tecnología de avanzada.

Pero no sólo es justo reconocer estos 100 años de vida del Astillero Regnicoli como empresa emblemática del sector. También es fundamental destacar la participación activa y el liderazgo que sus distintos integrantes han tenido en la faz institucional, presidiendo CACEL e integrando sus distintas comisiones de trabajo tanto a favor del desarrollo de la actividad como del Salón Náutico Argentino. La disponibilidad para compartir experiencias, la generosidad para brindar tiempo para posicionar institucionalmente a la entidad es un aspecto valorado por todos los miembros de Comisión Directiva.

El astillero, ya en la margen derecha del Río Luján, donde hoy funciona la empresa.

 

CACEL desea en estas fechas felicitar a Astillero Regnicoli, a su cuerpo directivo y a su personal, por haber traído hasta hoy tan meritoriamente los sueños de sus fundadores: Emilio y Gino.

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