
CANESTRARI HNOS. CELEBRA 80 AÑOS DE TRAYECTORIA Y PASIÓN POR LA NÁUTICA
El origen de la empresa fue forjado por los hermanos Ernesto y José Canestrari quienes, después de haber tenido experiencias en tareas náuticas junto a su padre Don Juan José Canestrari y de haber trabajado en diversos astilleros de las zonas de Tigre y San Fernando, decidieron iniciarse por cuenta propia en la reparación y fabricación de embarcaciones de madera, bajo la denominación de Astilleros el Timón
Lo que comenzó con reparaciones y la construcción de embarcaciones clásicas de madera, impulsado por la habilidad artesanal con la madera y las herramientas, se convirtió en una empresa familiar que celebra sus 80 años de historia.
Los inicios no fueron fáciles, pero la pasión y el trabajo conjunto de José y Ernesto (mecánico náutico) fueron decisivos para sentar las bases de una empresa que se consolidó en el mundo de la industria y servicios náuticos.
Actualidad de Canestrari
Hoy el astillero es gestionado por Daniel Canestrari, hijo de Ernesto (uno de los fundadores), quien destaca que “el éxito no se pensó inicialmente en términos de dinero, sino que había una meta y una pasión”.
Daniel Canestrari creció en el astillero, sin distinguir si era mecánico o carpintero. Aunque prefería la mecánica, lo vivía intensamente. Dejó los estudios a los quince años para trabajar con su padre, tras un breve paso por otro astillero en la isla. Hoy, esa dedicación y presencia, especialmente los fines de semana para atender personalmente a los clientes, son clave.
Canestrari mira al futuro y su “producto estrella” es siempre el que está por venir.
La empresa se adapta al mercado local, donde los modelos más familiares tienen mayor demanda.
Además, el capital humano es reconocido como otra clave del éxito. Por eso la tercera generación -con sus hijos y sobrinas- ya trabaja en la administración y el día a día, junto a personal de larga trayectoria, como un ingeniero que “nació” con la empresa cuando estaba en la secundaria, y nuevas incorporaciones con la “camiseta puesta”.
El trabajo en equipo y el conocimiento profundo de materiales y técnicas son esenciales para darles a las lanchas esa “curvita” o aspecto distinto que va más allá de las especificaciones técnicas.
José Canestrari fue uno de los fundadores de CACEL (Cámara Argentina de Constructores de Embarcaciones Livianas) y hoy, la sobrina de Daniel, Natalia Avila (hija de Delia Canestrari), continúa esa tradición formando parte de su comisión directiva.
Desde Astillero Canestrari consideran que la náutica es una pasión contagiosa, porque en el río “se encuentran muchos amigos y uno puede ser más sincero. La náutica une a la familia, incluso el momento de la decisión de comprar de una embarcación. Es un disfrute compartido”.
Por otra parte, desde el punto de vista económico, las embarcaciones, con sus motores y materia prima cotizada en dólares, mantienen bien su valor y no se desvalorizan tanto como un auto.
A 80 años de sus inicios Canestrari Hnos. sigue liderado por la pasión y el compromiso familiar de cumplir la palabra, construyendo embarcaciones que son mucho más que cascos y motores. Las naves se convierten en escenario para ‘juntar momentos’ y fortalecer lazos de las familias, navegando firmemente hacia el futuro con la confianza como principal bandera.